jueves, 20 de junio de 2013


Elena BlascoExposición de  Elena Blasco: 'Ancha es Castilla' en el CAB

Siempre alejada de las corrientes estéticas dominantes, Elena Blasco (Madrid, 1950) ha construido a lo largo de las tres últimas décadas una trayectoria de extremada singularidad y difícil catalogación. Hasta el 15 de septiembre.

Al CAB llega con una selección de 50 obras pertenecientes a las diversas etapas de su producción, fechadas entre 1989 y 2012, que incluye pintura, escultura, instalaciones, fotografía y grabado, y que ha titulado Ancha es Castilla.

Su forma de trabajar, que parte de la pintura, ha sido pionera a la hora de combinar materiales extraordinariamente diversos, transgrediendo con naturalidad las fronteras entre pintura y escultura, incluyendo volúmenes y objetos que partiendo del plano escapan -literalmente- de él para convertirse en algo diferente y difícilmente clasificable.

Sus instalaciones pueden surgir de la superficie del cuadro para invadir el espacio a través de elementos cuya representación parece haber adquirido independencia y autonomía tridimensional o, a la inversa, como si se empeñasen en regresar al interior del lienzo. Mezcla paisajes con telas estampadas; coloca cuadros de manera aleatoria o los acumula, componiendo una cascada multicolor; combina piezas que no encajan entre sí, introduce personajes, formas o materiales que establecen extrañas ficciones y una voluntaria inestabilidad narrativa.

Blasco consigue que su obra adquiera una aparente inmediatez, como si el azar rigiese una forma de hacer que, sin embargo, surge de una meticulosa preparación. Los recursos de los que se sirve componen un lenguaje desbordante y de aspecto anárquico donde el humor juega un papel determinante. Sin embargo, los aspectos lúdicos y desenfadados esconden, en muchos casos, una actitud radicalmente crítica, tanto hacia determinados comportamientos, tópicos y prejuicios del ámbito privado, como respecto a la realidad circundante y las formas sociales que nos rigen.

Los títulos de sus piezas son casi siempre frases jocosas, desconcertantes e irónicas, donde también se ríe de sí misma. Y, en ocasiones, acompaña su trabajo de textos breves o pequeños relatos que exploran la paradoja mediante juegos de palabras en los que asoma su humor malicioso y su radical ironía.

Blasco realiza su primera exposición en 1976; la de los setenta será una década en la que conviven las experiencias conceptuales y las actitudes políticas, marcadamente críticas, junto a la denominada "nueva figuración madrileña" o la pintura de base geométrica y analítica. Sin embargo, su obra camina al margen de estas corrientes, como también lo haría, en los años 80, respecto a las influencias neo-expresionistas que recorrieron la pintura de aquella década. Esa no pertenencia a grupos o estilos determinados que la mantiene, en cierto modo, al margen, definiendo un territorio propio y original, correrá a su favor en los años noventa, una década caracterizada por criterios más abiertos y eclécticos, momento en que su obra comienza a ser mejor difundida y apreciada, entrando a formar parte de importantes colecciones privadas y públicas de arte contemporáneo, y siendo reivindicada hasta hoy por artistas mucho más jóvenes con quienes a menudo se la identifica.

Horario:
Lunes: Cerrado.
Martes a viernes: 11:00 - 14:00 h. y 17:30 - 20:00 h.
Sábados: 11:00 - 14:30 h. y 17:30 - 21:00 h.
Domingo: 11:00 - 14:30 h.

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