miércoles, 19 de junio de 2013

CREACIÓN DE UN ÁREA DE OCIO.

El PGOU crea un área de ocio junto al bulevar y legaliza el Quinta Avenida.


Podría despertar cierto celo en el sector, y parece lógico que así sea, pero la realidad es que nunca la desaparición de un negocio de hostelería tuvo un eco político tan relevante como el causado por el incendio que redujo a cenizas el Quinta Avenida en febrero de 2006.

El local se había confirmado como un dinamizador de la cultura que, además, contaba con la ventaja de estar suficientemente alejado de la ciudad como para no constituir un problema de ruidos, y suficientemente cerca como para resultar una fórmula exitosa.

A pesar de que la malograda sala se encontraba sobre un suelo destinado a parque público, hubo un acuerdo de los tres partidos con representación en el Pleno (PP, PSOE y SI) para que, en el caso de que los propietarios así lo solicitaran, se permitiera su reconstrucción inmediata (presentada como una ‘consolidación’). Eso sí, si se interponían alegaciones habría muy poco que hacer mientras no cambiara la calificación del suelo. Y las hubo.

Sus gerentes acudieron a la Justicia, pero la legalidad es tozuda y el TSJ tumbó el primer, y hasta la fecha último, intento por resucitar el local, para el que se llegó a redactar un proyecto basado en un principio de no agresión medioambiental y más volcado sobre el escenario, el lugar que puso Burgos en el mapa de la música en directo.
Así las cosas, lo único que cupo es esperar a la aprobación del nuevo Plan General de Ordenación Urbana, que el pasado viernes recibió el visto bueno provisional y que va camino de Valladolid para ser definitivamente visado por la Junta. Eso podría suceder este mismo año.


Otro de los cambios importantes que contiene el ‘Plan Ezquiaga’ se refiere, precisamente, al uso del suelo que otrora ocupó ‘el Quinta’. Ya en el primer avance del Plan se contempló la creación de un nuevo sector, el 48.03, que quedaba calificado como suelo urbano no consolidado con un uso terciario para ocio. Esto es, consagraba los usos del local. Pero iba mucho más allá y ampliaba el planeamiento a las fincas colindantes, de forma que se generaba una ‘ciudad del ocio’ en la que se admitían aprovechamientos que alcanzaban un edificabilidad de 7.500 metros cuadrados, siete veces más que lo que ocupó la sala antes de ser pasto de las llamas. Y así llegó, sin que se presentara alegación alguna entre 2010 y 2011, hasta la aprobación provisional (enero de 2012).

Lo que se recogía en el PGOU (Plan General de Ordenación Urbanística) en ese momento era la catalogación de la parcela del Quinta Avenida como terciario para ocio, pero únicamente alcanzaba a este suelo, mientras que los propietarios de las fincas aledañas recibían los aprovechamientos en un sector vecino (justo en la margen contraria del bulevar pero a la misma altura), ofreciéndoles la posibilidad de mantener una mayor edificabilidad que la reconocida a la sala.

Pero los dueños del suelo colindante prefirieron quedarse junto al solar arrasado y ver mermada su edificabilidad hasta los 1.200 metros cuadrados, de forma que lo que iban a ser 7.500 se quedan en 2.200 (1.000 del Quinta más 1.200 de la siguiente finca) y por separado, generando un nuevo sector, el 48.04, para los ‘vecinos’. «Se da respuesta al acuerdo político alcanzado en 2006 para generar una zona de ocio que permita usos que en la ciudad pueden ser más polémicos por cuestiones de ruidos», explica el concejal de Fomento Ángel Ibáñez, sobre esta modificación.

El planeamiento también dibuja dos pequeñas bolsas de aparcamiento público (coincidentes con zonas donde ya existieron) a las que se podrán añadir las que promocionen los propietarios del suelo, que en buena medida dependerán de los usos (que siempre deben estar vinculados al ocio) que decidan para las parcelas.

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